Es difícil contar la historia de nuestro equipo sin mencionar a personas como Dani, quien lleva casi seis años formando parte de la familia Muriel. Desde que llegó, se ha ganado a todos con su energía y buen humor, porque, a lo que comentaba Ignacio Eguren en su historia: “trabajo y trabajo”, él añadiría un ingrediente esencial: el compañerismo. Para él, transmitir alegría y mantener el buen ambiente en la oficina es fundamental, especialmente en los momentos de mayor intensidad. Y es que trabajar con amigos hace que todo sea más llevadero, porque con amigos como compañeros, hasta los informes más densos se llevan mejor.
Además de los números, subvenciones y reuniones, lo que realmente le encanta de su trabajo es que cada día aprende algo nuevo. “Tocar todos los palos” es su especialidad, y no contento con eso, ¡el año que viene se lanza a por un máster! Porque si algo tiene claro es que este sector engancha más que el primer sorbo de un buen vino de Muriel.
El mundo del vino no solo le viene por trabajar en Muriel, su padre, amante del vino, le contagió esa pasión desde pequeño. Ahora, sigue esa tradición intercambiando vinos y organizando catas con sus amigos (muchos de ellos también "enganchados" al sector), y es que con una copa en la mano todo saber mejor aún. Y, cómo no, los fines de semana están reservados para sus grandes pasiones: su familia, sus amigos, y, por supuesto, una buena cena con un vino de Muriel en la mesa. Pero como no todo son vino y números, entre semana se desquita jugando al fútbol y al pádel, y cuando tiene la oportunidad, aprovecha para viajar con su novia.
Así que sí, su historia es también la nuestra.
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